martes, 7 de junio de 2016

Tiempo

Está noche resonabas a cascos de caballos cruzando mi habitación. Tu sonido había dejado de ser el de antaño. Eras lo único que me quedaba que no fuera un recuerdo. Pasado, presente y futuro, lo representas todo.
Te habían puesto en mis manos hace ya mucho tiempo. Tu reluciente cristal fue impacto de luz para mis ojos, tus brazos un abrazo para mi muñeca, tu monótono andar música para mis oídos.
Y así fue, que pensándote mi mente se transporto a otra época; no podía ser de otra manera, siempre fuiste una máquina del tiempo.
Poder soñar despierto es algo que debo agradecerte, inventar un futuro en el que existo es maravillosamente irracional.
Lúgubre es mi hoy, inverosímil mi mañana.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario