martes, 10 de mayo de 2016

Otoño

El árbol juega a desnudarse con el viento. Deja caer su ocre vestimenta
al compás de las sutiles caricias.
Son uno en el susurro. Alegoría de un final que no es final.
Viento eterno de otoño que vuelve año tras año. Árbol que se viste y lo
espera para volver a desvestirse.
Ciclo repetido e irrepetible. Nada nuevo y todo original.
Rayos de luz etéreos de la mañana, calidez de frío, colores de nostalgia.
Es otoño y los invade la melancolía, la añoranza de épocas de dioses y musas.
Saben que pasado el desabrigo se volverán a encontrar, haciendo alarde de su verde ajuar, esperando la suavidad de su abrazo.
Árbol, viento. Par de pares, par sin par, pareja por naturaleza; naturalmente despareja.
Uno es eterno, el otro mortal. Se aman hasta el final. Ya no hay tiempo, el espacio no existe.
Así es su vida, esperanza de esperar, de promesa y de ilusión.
No buscan más, ya se tienen.

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